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El Papa anima al Dicasterio para la Comunicación a ser fiable y valiente

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El pasado día 12 de noviembre, el papa Francisco mantuvo un encuentro con los empleados del Dicasterio para la Comunicación, así como con los consultores y miembros del organismo vaticano, que participaron, del 10 al 12, de la Asamblea Plenaria titulada «Sínodo y comunicación: un camino por recorrer».

La tarea de la comunicación es «favorecer la cercanía, dar voz a los excluidos, llamar la atención sobre lo que normalmente descartamos e ignoramos». Con estas palabras, el papa Francisco lo ha recordado en su discurso entregado a los empleados y participantes en la Asamblea Plenaria del Dicasterio para la Comunicación, a quienes recibió en la Sala Clementina del Palacio Apostólico en la mañana de este sábado 12 de noviembre.

El Papa pronunció unas palabras espontáneas en italiano desglosando tres aspectos importantes: el diálogo, la comunicación de los valores y el humanismo. 

«La comunicación es, por decirlo así, el oficio de los vínculos, dentro de los cuales la voz de Dios resuena y se hace escuchar», afirmó el Pontífice en su discurso. El Papa indica, en su mensaje, los tres puntos sobre los cuales se debe orientar la comunicación: que las personas se sientan menos solas, dar voz a quien no la tiene y educarse en el esfuerzo de comunicar.

El Papa indica tres puntos en los que debe orientarse la comunicación: «hacer que las personas estén menos solas», «dar voz a los sin voz», educarse en el «esfuerzo de comunicar». «Si la comunicación no disminuye el sentimiento de soledad al que tantos hombres y mujeres se sienten condenados», entonces «solo es un entretenimiento, no es el oficio de los vínculos». En cambio, aclara Francisco, una persona se siente menos sola cuando se da cuenta de que las preguntas, las esperanzas, las luchas que lleva dentro encuentran su expresión fuera».

El Obispo de Roma sostiene que «solo una Iglesia inmersa en la realidad sabe realmente lo que hay en el corazón del hombre contemporáneo». «Por lo tanto, dice, toda verdadera comunicación está hecha sobre todo de escucha concreta, está hecha de encuentros, de rostros, de historias». «Si no sabemos estar en la realidad, nos limitaremos a señalar desde arriba en direcciones que nadie escuchará. La comunicación debe ser una gran ayuda para la Iglesia, para vivir concretamente en la realidad, favoreciendo la escucha e interceptando los grandes interrogantes de los hombres y mujeres de hoy».

Con frecuencia, establece Bergoglio en su discurso, la comunicación margina y censura «lo que es incómodo y lo que no queremos ver». No obstante, precisa que la tarea de la Iglesia es estar con los últimos y su hábitat natural son las periferias existenciales. 

«Las periferias existenciales no son solo las que por razones económicas se encuentran al margen de la sociedad, sino también las que están llenas de pan pero vacías de sentido, son también las que viven en situaciones de marginalidad debido a determinadas elecciones, o a fracasos familiares, o a acontecimientos personales que han marcado indeleblemente su historia».

La invitación del Santo Padre es a reflexionar si la Iglesia es capaz de dar a estos hermanos y hermanas, si sabe escucharles y si puede discernir junto a ellos la voluntad de Dios y, así, dirigirles una Palabra que salva.

Al referirse a la educación en el esfuerzo que supone comunicar, Bergoglio indica que debemos aceptarla, pues a menudo «los que miran a la Iglesia desde fuera se sienten desconcertados por las diferentes tensiones que existen en ella». «Pero quienes conocen el modo de actuar del Espíritu Santo saben bien que a Él le encanta hacer comunión de la diversidad, y crear armonía de la confusión».

«La comunión nunca es uniformidad, sino la capacidad de mantener unidas realidades muy diferentes. Creo que también deberíamos ser capaces de comunicar este cansancio sin pretender resolverlo u ocultarlo». El disenso no es una actitud de ruptura, apunta el Papa, «de hecho puede ser uno de los ingredientes de la comunión», pues la comunicación también debe hacer posible la diversidad de puntos de vista, buscando siempre preservar la unidad y la verdad, y combatiendo la calumnia, la violencia verbal, el personalismo y el fundamentalismo que, con la excusa de ser fieles a la verdad, sólo propagan la división y la discordia.

Al final de su discurso entregado, Francisco subraya que el del Dicasterio para la Comunicación no es un trabajo «simplemente técnico», si acaso «toca el modo mismo de ser Iglesia». «Servir a la Iglesia significa ser fiable y también valiente para atreverse por nuevos caminos», concluye el Papa, que insta a quienes trabajan en el Dicasterio a ser «siempre fiables y valientes».

En la imagen se muestra la foto de grupo con el Papa en la Sala Clementina (Vatican Media)

(Vaticannews.va – Sebastián Sansón Ferrari)

«Comunicación en movimiento , creativa»

Discurso del papa Francisco a los empleados y a los participantes en la Asamblea Plenaria del Dicasterio para la Comunicación

Queridos hermanos y queridas hermanas, ¡buenos días y bienvenidos! 

Doy las gracias al doctor Ruffini por sus corteses palabras, y os saludo a todos vosotros que participáis en la Asamblea Plenaria del Dicasterio para la Comunicación, que tiene por tema “Sínodo y comunicación: un camino por recorrer”. Y este es el mensaje, ocho páginas… ¡si yo empiezo a leerlas, cuando llegue a la cuarta, habréis olvidado qué dije en la primera! Y creo que es mejor que este mensaje lo llevéis con vosotros, el doctor Ruffini os hará llegar una copia a cada uno. ¡Y así yo puedo deciros algo más espontáneo y también “fuera censura” que es más divertido!

Cuando se habla de comunicación estamos hablando de “una ida y vuelta”, no hay comunicación en una sola dirección: va y vuelve, va y vuelve. Y en esto también se crece. Solamente los loros comunican en ida sin vuelta, porque dicen siempre lo mismo, y no importa lo que es el eco, lo que se dice al otro lado. Un verdadero comunicador debe estar atento al retorno, a lo que viene, a la reacción que provoca lo que yo digo. Porque la comunicación es una conexión humana. No es importante lo que digo, no, sino qué digo a lo que el otro me dice, a lo que escucho. Por eso la filosofía “del altavoz” no sirve; más bien es una filosofía, digamos, “al teléfono”: se escucha, se responde.

El diálogo: no puede haber comunicación sin un diálogo y sin movimiento, sin moverse; y esto siempre arriesga. Porque nosotros tenemos esta ley de la inercia, de la inercia que te empuja, siempre sentados en lo mismo, decir las cosas, dar las noticias y después callados. No. Tú debes escuchar cómo se recibe eso, y qué reacción provoca. Y por esto hay algunos de vosotros que a mí me conmueven mucho, por ejemplo el entusiasmo de Monda [director de L’Osservatore Romano]. Monda no es un periodista, es un poeta, un creador, porque él comunica en poesía, él con creatividad escucha lo que dice la gente… Y después L’Osservatore – sí, L’Osservatore es un problema, lo sabemos todos – y en vez de cerrar L’Osservatore, hace otro, el “di Strada”, ¡y viva! Esto es comunicar, buscar siempre las fronteras, otras, otras… La inquietud comunicativa. Y esto conlleva un cierto desorden. El comunicador no logra tener todo en orden, siempre hay algún desorden, porque los humanos somos así. Y entre vosotros yo veo cosas de este tipo.

Por ejemplo ―esto es otro tema, pero quiero decirlo― he hecho dos vídeos con Fabio Marchese Ragona, y he visto en esas comunicaciones la capacidad de crear cosas que han tenido una gran audiencia, porque había esta búsqueda de ir hacia el otro.

Y es más, cuando leo entre vosotros, por ejemplo, un artículo de Gisotti: si tú lees a Gisotti, no hace solo la reflexión, no, él hace la reflexión y crea tensiones interiores. Por mencionar solamente algunos comunicadores… Esto es comunicar, es arriesgar, es crear, es ir más allá. Un comunicador que quiere tener todo en orden, se ha equivocado de profesión, ¡sé archivero que lo harás mejor! El comunicador debe ir siempre arriesgando, siempre en el camino, siempre involucrándose con la vida.

Esto es comunicar. Y yo doy gracias al prefecto [Dr. Paolo Ruffini] ―pobrecillo, ¡tiene la maldición de ser el primer prefecto laico en la curia!―, le doy las gracias porque él permite esto, deja crecer. “¿Debo crecer todavía más?” Usted lo sabe mejor que yo, pero usted deja crecer, le doy las gracias por esto. Esto es lo que veo en vuestro Dicasterio. Comunicación en movimiento, creativa.

Después, comunicación de los valores. Nosotros no podemos bajar a una comunicación sin valores. Nosotros debemos comunicar con nuestros valores. Esto no quiere decir que debemos rezar la novena a un santo todos los días. Los valores cristianos, los valores que están detrás, los valores que enseñan a ir adelante. La persona que se pone en juego por los valores humanos. Por ejemplo, veo aquí a James Martin. “Ah, sí, este trabaja…”. Sí, pero ha escrito un libro que se llama “Para aprender a rezar” [Enséñanos a rezar]. Leedlo, porque esto te enseña a rezar. Un hombre que tiene valores, un comunicador que sabe también cómo enseñarte el camino de comunicación con Dios. Ser comunicador es esto. Ir, caminar, arriesgar, con los valores, convencido de que estoy dando mi vida con mis valores, los valores cristianos y los valores humanos. Desconfío de los comunicadores asépticos, esos que son pura técnica, pura. Sí, pero la técnica por sí sola no sirve, la técnica te ayuda si detrás hay un corazón, hay una mente, si hay un hombre, una mujer que da de lo suyo. Estad atentos a no resbalar solamente en la técnica, porque esto te lleva a una comunicación aséptica, sin valores, y que después puede caer en mano de los contables o las ideologías del momento.

Y después una tercera cosa que encuentro en su Dicasterio, señor prefecto, y le doy las gracias por esto, es el humanismo. Usted ha dado un clima humano, y esto debe ser conservado. Una comunicación humana, con el calor humano y no puramente técnica. La técnica es necesaria para el desarrollo, pero si está lo humano. Cuando tú [se dirige a sor Veronica Donatello] vas donde los sordomudos y haces así, así [lengua de signos], tú conoces toda la técnica, pero está tu corazón humano de mujer, de madre, de hermana, que estás detrás de esa comunicación. Esto es muy importante, comunicar con el corazón y con lo humano, con los valores, e ir adelante.

Son las cosas que quería deciros, las cosas que más me conmueven de vosotros. Esperemos que Monda no haga un tercer Osservatore Romano, ¡porque es tan entusiasta que ya no se detiene! Gracias, gracias por todo de verdad, ¡gracias! Estoy contento e id adelante, arriesgad, arriesgad, ¡no tengáis miedo! Arriesgad, para encontrar al otro en la comunicación.

Y ahora pidamos al Señor que nos bendiga a todos, que necesitamos la bendición de Dios, todos.

(Vatican.va)